“Estábamos preparando una muestra en la Fresh Gallery, estaba en España por seis meses, en una residencia en Castellón de la Plana, cerca de Valencia. Aprovechando que estaba allí, había comenzado una muestra individual. En un momento, voy a un supermercado chino y encuentro esta planta que decía ‘Guzmania’, y me dije: ‘bueno, es un delirio, esto es para mí’. Lo primero que hice fue comprarla y la llevé al departamento en el que estaba viviendo en la residencia. Castellón de la Plana es un lugar como Mar del Plata [Buenos Aires], en algún momento tuvo como un boom turístico, tuvo mucho delirio de construcción y después se fundió con toda la crisis de España. Compro la planta, la llevo al departamento, y comienzo la imagen de este video de la Guzmania con la imagen del departamento. De hecho, hay un jarrón que era del departamento, que era de un señor y una señora jubilados que rentaban el lugar. Hay algo que me gusta mucho, que es la idea del ánima, un poco lo que hace Walt Disney con los objetos inanimados, esta cosa de La Bella y la Bestia y que también se vincula un poco con el surrealismo. De ahí surge retrabajar el ánima de estas plantas. El ánima es como una especie de muñeca, como cada planta tiene un color, le otorgué una especie de personalidad. Y con una historia medio ficción, un personaje que secuestra a una. Hay un cuentito o un guion por cada uno de estos capítulos de la Guzmania. Siempre ella muere, porque es una planta que muere y vuelve a nacer otra. Tiene algo del germen de la otra. Me gustaba mucho esa idea de que no hay un solo personaje que reencarna, sino que mueren y vuelven a nacer. Eso me permitió que puedan revivir en diferentes escenas, historias y lugares. Trabajar la idea del ánima de las plantas como si fuese una figura drag de la planta. Y cada una se cree única y tiene una personalidad. Cuando es secuestrada por esta especie de mago, la lleva a un lugar donde se da cuenta de que no es única y que hay una que es más oriental, otra más brasilera. Hay un trabajo de la performance, de los gestos de las muñecas. Hay algo de la posproducción, que es trabajar el pestañeo y los ojos como muñeca y eso a su vez está acelerado unos segundos en la edición, para que tenga más efecto. Hay algo de lo performático del cuerpo y otra cosa de la posproducción que lo acentúa. Me inspiró mucho el cine de Jack Smith como estética del cine mudo, hay mucho de eso ahí, y después también hay un cuento Patricia, El hada buena del bosque. Era una especie de cómic o de historieta fotonovela que venía en la revista Billiken. Me gustaba mucho la idea del relato como fotonovela”.