“La obra es una de las piezas que hice para la muestra Piltriquitrón inside en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires [MAMBA]. Me cuesta separar sus particularidades. La muestra la gestamos con Rafael Cippolini. En ese momento yo venía de explorar materialidades, en un sentido de laboratorio de materiales, pensando siempre desde el dibujo en el espacio. Cuando me invitaron a trabajar en esa sala, que hasta ese momento creo que era la sala más grande que había tenido para mí, lo que surgió fue pensar en el recorrido en el espacio. Pensé la instalación como un gran dibujo, a partir del cual trabajamos cómo iba a ser transitado y qué clima íbamos a generar en esa caminata. Toda la muestra la hice pensando en generar un paisaje, en traer la naturaleza, o la sensación que quería experimentar de la naturaleza, al interior de la sala. Todas las obras tenían un poco de eso, desde la materialidad o desde alguna idea. En esta muestra se condensaron muchas ideas respecto al espectador en el espacio, a que estar con las obras sea una experiencia cuerpo a cuerpo y a intentar que no haya una linealidad ni en el recorrido ni en la propuesta conceptual, ni en las ideas que se pueden generar en los espectadores, sino que sea una experiencia más sensible e intuitiva”.