“Pertenece a una serie de obras del mismo formato, cuya intención inicial era formar parte de una protesta pictórica. El Museo [Museo de Arte Moderno de Buenos Aires - MAMBA] estaba detenido y estaba la fosa hecha y la obra parada. Yo quise realizar un museo constituido por paredes de pinturas, para albergar una muestra que iba a tener obras de otros artistas. Resultó ser que estaba prohibidísimo entrar a la obra (del museo) sin casco y sin autorización. Me quedé con esas telas enormes. En una de las paredes del museo había ya colgada una obra de Peralta Ramos, que alertaba: ‘Cuidado con la pintura’, que me venía como anillo al dedo para la protesta”.
“Exploraba la posibilidad del activismo a través de la obra, seteando los alcances de la pintura como medio infinito. En algunas de ellas, tanto como en mis empapelados, exploro la idea del aura y del campo de acción físico y espiritual de la pintura”.