“No forma parte de una serie, es más bien parte de todo el conjunto de la muestra Criminal, pero cada obra en esa muestra tenía una fuga diferente. No estaba pensada para ser serie, sino a partir de una especie de relato, de estrategias y operaciones del armado de cada obra. Como de esta obra me había gustado mucho la idea, pensé que era algo que tenía que continuar. Quería seguir la idea de una especie de cuerpo atrapado en estructuras geométricas. Quedó siempre pendiente, es algo que desarrollaré en algún momento”.

“Fue una muestra bastante compleja, un momento de búsqueda y exploración. Venía trabajando mucho en la calle con algunas acciones que tenían que ver con el vandalismo, con generar intervenciones en la vía pública para distorsionar y modificar algunos sistemas en espacios y edificios públicos. Cuando aparece esta muestra, la cuestión era ver cómo llevar a una sala de exhibición todas esas ideas y acciones. En muchas de las obras la operación era llevar elementos de la calle a la sala, donde les iban a pasar otras cosas: no era simplemente un traslado, sino que en la sala o a partir de la reflexión del arte, aparecieran cosas, operaciones o conceptos. No me bastaba con simplemente trasladar el objeto de la calle a la sala. Fue allí donde apareció la geometría, como si la geometría representara de alguna manera el arte, el sistema del arte. Estaba, por un lado, el objeto vandalizado de la calle y, por otro, el arte, representado por la geometría. Lo que hice fue cruzarlos. En esta obra aparece lo geométrico, pero no hay un objeto vandalizado, sino la representación de una persona, que podría ser la que está en la calle dentro del objeto, como si la geometría se lo hubiese tragado. Todo tenía que ver con un ser imaginario de una cierta clase social: ropa gastada, usada, sucia, había algo de un ser marginal ahí adentro”.