“Considero todos mis trabajos como un proceso de edición única, por eso no hay series, aunque quizás haya semejanzas de algo que se puede sospechar como estilo. Esta obra sí tiene que ver con un momento específico de mi pintura, y podría relacionarse con otras piezas, pero no en tanto un formato cerrado de serie”.

“Es una de las pocas que tiene título. Es este caso fue un intento de contextualizarla para su exposición. Tiene que ver con un momento transicional de mi obra. De las pinturas más figurativas, donde usaba un poco a modo de excusa escenas con iconografía regional, a una exploración y mayor concentración en lo matérico. En estas obras, las escenas están sugeridas. La idea de colocarle el título fue un poco condicionar la lectura de la pieza hacia el encuentro con la escena figurativa contenida en la obra”.

“Me importa lo performático de la pintura, pero nunca dejando de lado la materialidad. Me gusta que pueda transformarse la obra, que no sea algo acabado. Trabajo sin bocetos, todo lo contrario. Me gusta encontrarme con lo accidental cuando comienzo cada obra. Al momento de pintar, uno tiene un mundo de posibilidades, de imágenes, de discursos, de los cuales selecciono con cuáles trabajar. Me atrae aludir a un mundo de convenciones como el territorio de la pintura, la historia del canon, de sus procedimientos, de sus comportamientos y de todo lo que condiciona su forma de afectar. Me pongo el límite en los materiales, los cuales condicionan cada pieza. Trabajé con yeso, que me posibilitó no imprimar la tela, no hacer un fondo. Me permitía algo más directo, como un escultor que trabaja de primera mano con la materia, donde lo que va a primar es el gesto, el procedimiento, lo material”.