“Formas de devoción #2 pertenece a una serie específica. Es una serie, pero muy corta. Para mí hay algunas series que se cierran, pero hay otras que se van entrelazando y de repente las vuelvo a usar. En ese momento estaba en una etapa en la que no tenía muestra y sí tenía el evento en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de España [ARCOmadrid], donde tenía esta obra que era una especie de situación. Las Formas de devoción surgieron como parte del envío. Hice varios trabajos con eso en mente, pero que reelaboraban cosas de otras épocas que sí mostré en serie. Es como un entre series. Ya venía trabajando con alfileres. Había hecho una muestra que tenía dos roturas, que a su vez no eran jeans, como en el trabajo previo, sino que era gabardina desteñida. Esta vez hice más tajos y roturas pensando en la violencia, como si estuviese quemado. Eran distintos tipos de roturas, medio punk. Este grupo de obras de ese período vino un poco arrastrando una serie anterior, de algunos cuadros rojos. Ahora hice una muestra toda roja. Ya elaboraba algo de lo que quizás estaba trabajando para adelante”.
“Cuando es abstracto, igual me interesa que sea figurativo de alguna manera. Por ejemplo, los jeans rápidamente van al cuerpo. En seguida se te viene algo que no es solo la mancha, sino una especie de figuración. Y ahí estaba todo esto más sanguíneo”.
“Con Formas de devoción #2 estaba leyendo una novela llamada The Argonauts de Maggie Nelson, que habla de la maternidad, de la devoción, pero también está hablando de lo queer, de muchas cosas. The Argonauts me gustó porque es una mirada queer y de cruce sobre el cuerpo embarazado. Va más allá de la idea tradicional de maternidad, pero no de la idea de cuidado y devoción. Yo asocié eso a hacer arte, a pintar, como una cosa medio devocional cruzada con lo femenino, lo feminista”.