I.
¿De qué está hecho lo público? Esa es, quizá, una de las preguntas decisivas de la sensibilidad contemporánea. No necesariamente en términos de un arte público sino en términos de la indagación material y conceptual sobre lo público como hecho sensible, como dominio hecho de formas expresivas, performances, texturas, resonancias, agentes múltiples, heterogéneos. Lo público en tanto que habitado por cuerpos y hecho de tramas corporales: lo que sucede entre cuerpos. Menos como una “esfera pública” dada, presupuesta y abstracta que como acontecimiento que se materializa en las luchas, en las disputas, en las formas de ocupar y de reinventar las calles, las instituciones, los mapas cambiantes de lo colectivo. ¿Por qué lo público como horizonte de indagación y de reconfiguración de lo estético? Porque en sociedades como las nuestras, donde las huellas del orden neoliberal han profundizado hasta niveles abismales las formas y la intensidad de la desigualdad; en sociedades donde las fuerzas del mercado apuntan cada vez más hacia lo privado, la privatización y la propiedad como los valores supremos, prometiendo utopías individuales o familiaristas en contraposición al tejido de lo social, y donde el miedo opera como el afecto multiplicador y mediador de los lazos; en sociedades, en fin, donde los espacios compartidos se asocian a los contagios, a la contaminación, a las mezclas indeseadas, la posibilidad misma de la vida pública aparece bajo el signo del peligro. Demandas de seguridad cada vez más rabiosas, gestión de un miedo generalizado, cacofonía creciente del odio político: todo parece apuntar hacia el repliegue, hacia la “solución” en lo privado -solución siempre ilusoria, siempre por venir-, como si la demanda de privatización y propiedad condensara el horizonte de la vida vivible que se le resta a la política. En ese contexto, la pregunta por lo público emerge como pregunta central: las luchas múltiples en torno a la igualdad -quizá paradigmáticamente encarnadas en el efecto expansivo de los feminismos- ponen en juego formas transformadas de la expresión y de la interpelación pública.
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Autor/a:
Gabriel Giorgi es crítico cultural. Escribe sobre literatura argentina y latinoamericana, sobre estéticas y políticas de lo viviente y sobre prácticas artísticas contemporáneas. Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y en New York University, donde actualmente se desempeña como docente e investigador. Ha sido profesor invitado en la Universidad de San Andrés (UDESA, Argentina) y la Universidade Federal do Rio de Janeiro (Brasil). Sus artículos fueron publicados en Argentina, Estados Unidos, Brasil y España. Es autor de Sueños de exterminio. Homosexualidad y representación en la literatura argentina (Beatriz Viterbo, 2004), Formas comunes. Animalidad, cultura, biopolítica (Eterna Cadencia, 2014), y coeditor de Excesos de vida. Ensayos sobre biopolítica (Paidós, 2007.) Recientemente publicó, junto a Ana Kiffer, Las vueltas del odio. Gestos, escrituras, políticas (Eterna Cadencia, 2020).