“Estamos en el aeropuerto de Ezeiza, a punto de salir para Puerto Iguazú”, dice la voz de Liv Schulman sobre el plano nocturno de la pista, donde unos operarios se mueven en caddies. Así comienza La desaparición: Schulman, acompañada de un camarógrafo y con una cámara bloggie -diseñada para subir material a internet al instante- va a viajar a la frontera que comparten Argentina, Brasil y Paraguay para realizar el proyecto por el que le fue concedida una suma de 1000 USD en ocasión del premio de la Fundación Vairoletto¹. En un itinerario en loop alrededor del triple vértice fronterizo -una secuencia de “desplazamientos rotativos entre Foz do Iguazú, Puerto Iguazú y Ciudad del Este”-, se propone agotar el dinero del premio cambiándolo iterativamente por las monedas de los respectivos países. Debido a las comisiones de los cambistas, ha de producirse una sensible pérdida de valor con cada cambio. Schulman se dispone a actuar como un algoritmo bursátil en mal funcionamiento, que en cada transacción buscase hacer perder a su cliente, además de agotarse ella misma en el trámite de cambiar de país cada vez, encontrar un cambista, alojarse, luego volver a cambiar de país, buscar un cambista, alojarse, etc. “El plan fue filmar todo [y] escribir a la noche lo que había pasado durante el día”, comenta Schulman en una entrevista (Pazos, 2019)². “La edición se realizó en tres noches. […] Usamos todo lo que escribí […] como material literario para crear un sobre-relato que se fue acoplando a la edición”, aclara respecto a la voz en off. “Tengo problemas para conservar la plata [y] también soy muy avara”, dice la protagonista apenas arranca la aventura, sentada en el asiento de la ventanilla del avión. (+) seguir leyendo
¡Me baja mucho la energía cuando pierdo plata!